Me llamo Josito, pero me dicen el Jevi. Como si no hubiera otro. La verdad es que en mi barrio nos hemos ido extinguiendo como los mamuts. Solamente quedamos unos pocos. Pocos pero buenos. Ahora que no estamos de moda, recuerdo la explosión de los ochenta. Mucha gente llevaba camisetas negras que compraba en el Discoplay y se calzaba botas deportivas y pantalones elásticos, nada fáciles de conseguir. Eran otros tiempos. Sin embargo, visto lo visto, pocos sentíamos tan dentro los solos de eléctrica o los dobles bombos que oíamos en aquellas antiguas cintas.
Aunque siempre he cuidado la estética metal, nunca me he gastado mucho dinero en ella. Soy un tipo sencillo. Me apaño en el mercadillo de los jueves. Nunca fui de esos que van por ahí luciendo cueros caros o enormes muñequeras sin haber escuchado ni siquiera el Seven son of a seven son. Todos esos que iban del palo de la ropa de marca, del merchandising oficial, de los champús especiales para las greñas, etc. hoy son pijos o como poco, góticos. Abandonaron el barco incluso antes de que empezara el oleaje. Lo mismo con la priva. Nada de cubatas. Cerveza o vinazo. Soy de la vieja escuela, ya sabéis. Además, ¿cuándo se ha visto a un heavy tomando piña colada o margarita? Que cada uno haga lo que quiera. O lo que pueda. No juzgo a nadie. En cambio, a mí sí que me han intentado dejar en ridículo por pedir calimocho en pafetos. Eso en el parque, me dijo aquella camarera esnob que iba de rocker.
Y mira que me gusta un parque, es nuestro hábitat natural. No hay mejor lugar para beber litronas y cantar a voz en grito. Desde luego, los prefiero a cualquier nefasto antro de rockers. En los ochenta, incluso en los noventa, habría sido incapaz de entrar. Pero, hoy en día ya no hay tanto rencor entre nosotros. Claro que no soporto a los pijos ni a los emos. Han hecho buenos hasta a los punkis de antaño. Pero, los parques son gratuitos y no son de nadie. He de reconocer que no nado en la ambulancia. Mi pasta la reservo para los conciertos. La melena no hace al heavy, pero sí el rock. Y si es en directo, mucho mejor. Si hubiera guardado las entradas, fliparíais. Pero, soy un poco raro. Una vez bebí lavavajillas.
Y mira que me gusta un parque, es nuestro hábitat natural. No hay mejor lugar para beber litronas y cantar a voz en grito. Desde luego, los prefiero a cualquier nefasto antro de rockers. En los ochenta, incluso en los noventa, habría sido incapaz de entrar. Pero, hoy en día ya no hay tanto rencor entre nosotros. Claro que no soporto a los pijos ni a los emos. Han hecho buenos hasta a los punkis de antaño. Pero, los parques son gratuitos y no son de nadie. He de reconocer que no nado en la ambulancia. Mi pasta la reservo para los conciertos. La melena no hace al heavy, pero sí el rock. Y si es en directo, mucho mejor. Si hubiera guardado las entradas, fliparíais. Pero, soy un poco raro. Una vez bebí lavavajillas.