sábado, 26 de junio de 2010

Asunto zanjado

Menos de dos días ha durado el juicio popular respecto a lo sucedido en Castelldefels. Ya hay un veredicto claro: fue una temeridad de esos latinos jóvenes, únicos responsables de ser arrollados por un tren. Ya se sabe, son bárbaros atrasados. Y a otra cosa mariposa.

Las primeras noticias sobre el accidente iban cargadas del natural alarmismo y ansiedad por saber qué pasó. Qué pudo fallar. Montilla dijo que se abriría una investigación, las familias catalanas se pusieron en el pellejo de las familias de las víctimas, hasta el "campechano" del rey anunció que dejaría de celebrar su santo (es un sacrificao). Una de las víctimas dijo que el conductor no pitó al llegar a la estación y que no paró tras el atropello.

Pero en cuestión de pocas horas la información cambió de rumbo totalmente. De repente tomó protagonismo la información sobre la procedencia de las víctimas: bolivianos, ecuatorianos, colombianos. Y en seguida, las autoridades empezaron a animar el final del juicio popular: la estación cumplía con todas las normas de seguridad. Todo fue por una temeridad de las víctimas.

Y ya como colofón, el conseller Nadal se atrevió a decir ayer que la seguridad siempre puede ser un punto mejorable, pero que la única causa fue la temeridad de los usuarios y lo que hace falta son más campañas de sensibilización. Con esa elegancia con la que sólo la clase alta sabe insultar: pobres ignorantes, se leía en la traducción simultánea de los hogares catalanes. Fíjense en la carga de la palabra: se dijo "temeridad", no "irresponsabilidad", porque esta segunda palabra acercaba demasiado a autoridades y víctimas.

Qué curioso. Nadie se indignó porque se hiciera coincidir la llegada de un tren a alta velocidad con la llegada de un cercanías en el momento álgido de una noche donde gran cantidad de gentes de a pie van camino a la playa. Nadie se indignó porque el paso elevado de salida de la estación estuviera cerrado. Porque no hubiera jefe de estación. Porque 10 minutos más tarde llegaba un grupo de seguratas que venía a confirmar que no era una noche como para no planificar las cosas con mucho más detalle. La palabra "temeridad" borró todo eso.

Puestos a pensar en las consecuencias de los actos, las víctimas del accidente son responsables de atentar contra ellas mismas al decidir cruzar las vías. Las autoridades públicas con su falta de planificación (una obligación, no un favor que nos hacen), atentaron contra terceros. Los medios de comunicación al alentar un juicio xenófobo y express, también. No es lo mismo.

Dos días y el problema se ha zanjado. La calidad democrática de un país se mide por su capacidad de autocrítica, de análisis serio de los problemas, de entrarle a la complejidad del asunto. Y sobre todo, por la capacidad de resolver los problemas sin necesidad de acudir a los esteretipos y de echarle la culpa al débil.

La culpa es una invención católica y no la tiene nadie. La responsabilidad, señores del Gobierno, la tenemos tod@s.

4 comentarios:

Ebi Tempura dijo...

Bravo, Martukein.

Primero La Gente dijo...

No va a dimitir nadie. Una vez más.

Cercanías dijo...

Me se suben los colores .... de vergüenza

Kikiriki dijo...

Medios de comunicación = Altavoces del absurdo argumentar

K