miércoles, 20 de agosto de 2008

Deux jours à tuer

Cualquiera con un mínimo de perspicacia puede intuir qué le pasa al protagonista de Dejad de quererme (2008, Jean Becker) pero eso no significa que el argumento sea previsible porque no se trata de una película convencional, a pesar de que se ajusta a la tradición narrativa, al método de representación institucional. No conozco la novela escrita por François D'Epenoux, pero seguramente, la sobriedad con que se va desarrollando la acción en el film, le deba mucho a la obra literaria.
Los diálogos constituyen la verdadera fuerza de la película convenientemente acompañados por una planificación ágil de corte clásico. El encabronamiento que padece Antoine (Albert Dupontel) le lleva a hablar con una sinceridad descarnadísima a las personas que le rodean. La mayor parte del tiempo mantiene una dura batalla contra la hipocresía social mediante unos diálogos vitalistas, audaces y vigorosos, como la propuesta de vida que, en definitiva, plantea la obra.

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