Billete abierto al epicentro del frío,
una llama incombustible
está devorando la nieve.
El vagón de los insomnes
tiene asientos abatibles
y en la cafetería sirven amoniaco.
Se refleja el vértigo
en las pupilas inquietas
de todos los guardarraíles.
Una llamada a larga distancia
cruza sin respuesta
las pesadillas de tanto biempensante.
Las grandes ciudades ignoran
cualquier camino recóndito
y se felicitan por ello.
De espaldas al miedo
se aproximan los labios
y un hambre de abrazos
elogia a la máquina.
2 comentarios:
Me encanta la última estrofa ...
Fray, comme toujours, ou la plus part du temps, Grande!
Merci beaucoup, mon ami!
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