Aposté por apostatar

Más de treinta años metido hasta las cejas en las listas de una Institución que, si en estas fechas finge una pose caritativa, el resto del año muestra una jeta represora y completamente reaccionaria. Ha sido demasiado tiempo formando parte de un colectivo que va en contra de mis propios intereses. Siguen sin aprobar el uso del preservativo, impiden el ejercicio de los derechos reproductivos, especialmente el derecho al aborto, boicotean los matrimonios homosexuales, votan en contra de la despenalización de la homosexualidad... son sólo algunos ejemplos de las aberraciones para las que hasta ahora han utilizado también mi nombre. Pero, se les ha acabado el chollo.

Hice un par de clics en esta web y conseguí un modelo para solicitar la cancelación de mi bautismo. Si hubiera estado confirmado o casado por la Iglesia habría tenido que rellenar cuatro formularios más, porque es necesario cancelar cada uno de esos actos litúrgicos por duplicado. En la parroquia donde se realizaron y en el arzobispado al que está adscrito ese templo. Tranquis, que la comunión no sirve para nada (en mi caso, para que me regalaran un bote de colonia y un casio PT-80) A pesar de mi pseudónimo no soy cura. Así que lo he tenido fácil para iniciar el proceso. Tan solo enviar dos cartas. Además lo he hecho desde la oficina de Correos de unos conocidos grandes almacenes. Todo muy navideño. Si me ponen alguna traba me veré obligado a recurrir a la Agencia Nacional de Protección de datos para que interceda y me den de baja por ley, de las listas católicas.

Ahora se supone que no me podré casar por la Iglesia, ni ser enterrado en cementerio cristiano. Lo cual me deja más tranquilo. Tampoco iré al cielo, ni al infierno, sino al limbo, si al final resulta que toda esa historia era cierta. Desde esta atalaya que es el careto os animo a seguir estos pasos. Cuantos más seamos, más nos reiremos.

¡Felices Saturnales!