sábado, 18 de octubre de 2008

Manolo


Hoy hace cinco años que su corazón se detuvo en un aeropuerto. A pesar de la desolación, hemos seguido chupándonos los dedos con sus poemas, sus novelas, sus ensayos y aprendiendo a querernos y a defendernos con sus recetas de cocina. Además, hemos seguido buscándolo en algunos bares, en Vallvidrera, en alguna exposición, en las páginas de libros de saldo, en la red, en el número 11 de la calle d'en Botella, en ese universo de su infancia que dio por desaparecido porque no lo pudieron encontrar ni Biscúter ni Pepe Carvalho, que sigue en la cárcel.
Hoy, el Ayuntamiento de Barcelona le ha dado su nombre a una plaza bastante fea que parece una maqueta de promoción inmobiliaria. Una plaza postmoderna cercana a un hotel postmoderno en la Rambla del Raval. No es un reconocimiento demasiado digno. Parece una broma de mal gusto. Quizá sean los efectos de las malas digestiones de los políticos, de la hamburguesización (o la shawarmización) del planeta. Un ejemplo más del urbanismo fast-food del gran hermano globalizador. Pero, algo es algo, por lo menos está cerca de Casa Leopoldo, uno de los restaurantes que tenía por patria.
¡Que nos aproveche!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Biscuter! Prepárame algo rapidito, que tengo prisa....!!!

K

Anónimo dijo...

Por favor, no tralleis allí!
:-)