La niebla ayuda siempre a confundir las calles,
las raíces se avergüenzan si se comparan con los cimientos,
el estallido del vidrio roto contra el asfalto puede ser el detonante del miedo desmedido
y nadie guarda mejor los secretos que los colchones de muelles.
En apariencia, las cosas son sencillas y discretas,
pero, lo cierto es que las mareas transportan suficientes botellas
a todas las orillas para enloquecer a los gorilas en sus jaulas.
Los ceniceros de barro tienen vocación de reloj, eso es indiscutible,
por no hablar de las dotes musicales de las sierras radiales, los martillos y la piedra,
las huellas dactilares no dejan de buscar en el interior de los guantes,
pero, no son capaces de aspirar tanto polvo como algunos tendederos
y sólo las sartenes parecen saber que todo dolor es ocasión.
En apariencia las cosas son sencillas y discretas,
pero, lo cierto es que las estrellas arrastran diferentes semillas
a medida que se oxidan las rejas retorcidas del zoológico.
2 comentarios:
plas plas plas!!
hermano, bueníííííísimo.
me apunto lo de los ceniceros, qué bestia!
a seguir superándose!
tremendo ...
k
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