viernes, 5 de junio de 2009

Ritmos criminales

La velocidad del coche patrulla
es un plomo hundido en la carne de la noche,
la ropa limpia en los balcones
blande su orgullo por encima de las luces
y extrañas siluetas saltan
entre la cloaca y la azotea.
Ya no sabe la puerta qué cadena ponerse
ni conoce el difunto las noticias más recientes.
Desde que las navajas y los porteros son automáticos
cualquier crimen tiene un ritmo más intenso.

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