La velocidad del coche patrulla
es un plomo hundido en la carne de la noche,
la ropa limpia en los balcones
blande su orgullo por encima de las luces
y extrañas siluetas saltan
entre la cloaca y la azotea.
Ya no sabe la puerta qué cadena ponerse
ni conoce el difunto las noticias más recientes.
Desde que las navajas y los porteros son automáticos
cualquier crimen tiene un ritmo más intenso.
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