martes, 21 de enero de 2014

El año de la Serpiente: Dos novelas de chinos malos publicadas en el 2013

El año pasado por estas fechas veía la luz en las papelerías, la novela Sociedad Negra de Andreu Martín (RBA, premio Crims de tinta, 2012) Su acción se centra en el intento de las fuerzas de seguridad por averiguar más información sobre los tejemanejes de los jerarcas de las presuntas Tríadas chinas en la ciudad de Barcelona. La utilización de un confidente que indaga demasiado, desencadena una de las matanzas más escabrosas que se recuerdan en la reciente literatura policial. A golpe de catana, se abre paso una sórdida narración que repasa el Chi kung, las peluquerías de final feliz, las tiendas de todo a cien, el conflicto entre la Nacional y los Mossos d'Esquadra, los Nuevos Grupos Juveniles Organizados y Violentos, la tortura china, los casinos, los bancos clandestinos, paseando entre L'Hospitalet y Santa Coloma. Dice su autor que cuando redactaba el original en catalán (que se alzó con el galardón literario otorgado por la Conselleria d'Interior de la Generalitat) no tenía ni idea de la existencia de la Operación Emperador. La casualidad quiere, a veces, que realidad y ficción igualen marcadores.

Bastante más antigua, El complot mongol, del autor mexicano Rafael Bernal (Libros del Asteroide, 2013) data del año 1969 y apareció por primera vez en España, para nuestra alegría en los últimos meses del año pasado. Novela fundacional de la policiaca mexicana, relata en poco más de doscientas páginas, la tensión que vive un pistolero mexicano a sueldo de la policía cuando es requerido para investigar en colaboración con el FBI y la KGB una supuesta conspiración china para asesinar al presidente de los EE.UU. en el DF. Timbas ilegales de póker, fumaderos de opio, fritanga de wok con unas gotas de agua de colonia Yardley en el México post-Tlatelolco; técnicas clásicas de espionaje, farolillos rojos, catálogos ideológicos de pistolas, política de bloques y trabajo de campo en plena Guerra Fría. Costumbres chinas transculturadas a través de la conciencia de un tipo duro clásico, más propenso al brandy que al tequila, con un sentido del humor muy especial.

Entre ambas obras, media una diferencia de 44 años, y curiosamente ambas siguen un procedimiento  semejante, pues mezclan dos voces narrativas: la de un narrador omniscente y la del propio personaje protagonista. Y, en las dos ficciones, ese protagonista es un satélite de la pasma, no un miembro regular de los cuerpos de seguridad. Entre todas las inevitables diferencias, un matiz en esta mezcla: en El complot mongol, esas voces se encuentran confundidas, por empatía entre narrador omnisciente y personaje; en Sociedad Negra, las dos voces se encuentran claramente diferenciadas por capítulos independientes fechados en relación al delito que se describe. Por otro lado, también las distingue la manipulación del tiempo del relato: Si en la obra de Bernal, la cronología de los hechos es natural, los tres días previos al magnicidio; en la de Martín se producen contínuas infracciones temporales que desordenan los hechos de la manera más convienente a la resolución de la trama y las necesidades de la intriga.

Dos interesantes novelillas de muy recomendable lectura, en que las pesquisas se ciernen sobre personajes chinos, inmigrantes, desplazados en grandes ciudades. No en balde, según el horóscopo chino, 2013 fue año de la Serpiente cuya proverbial astucia es directamente proporcional a la fulminante toxicidad de su veneno.

No hay comentarios: