miércoles, 20 de abril de 2011

Tren de las veinte y veinte

Billete abierto al epicentro del frío,
una llama incombustible
está devorando la nieve.

El vagón de los insomnes
tiene asientos abatibles
y en la cafetería sirven amoniaco.

Se refleja el vértigo
en las pupilas inquietas
de todos los guardarraíles.

Una llamada a larga distancia
cruza sin respuesta
las pesadillas de tanto biempensante.

Las grandes ciudades ignoran
cualquier camino recóndito
y se felicitan por ello.

De espaldas al miedo
se aproximan los labios
y un hambre de abrazos
elogia a la máquina.

2 comentarios:

Music and poetry in your veins dijo...

Me encanta la última estrofa ...

Fray, comme toujours, ou la plus part du temps, Grande!

Peskuezo de Eskuerzo dijo...

Merci beaucoup, mon ami!