miércoles, 8 de julio de 2009

Ruido

El taladro se orina en la oreja de la tarde
y el chaval de la moto trucada
pasa saludando a gritos
para acabar de impedir todas las siestas.

Con un rosario de seis euros colgado del cuello,
su vieja le reza a la Virgen de los Cariacontecidos
para que le perdone los pecados de pensamiento
a la gente que moleste.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me pongo de muy mal humor cuando me despiertan de la siesta, sobretodo si me taladran la oreja...

El Oso Yogui