Curioseaba en un puestecillo de vinilos del mercado de San Antonio. Primero escruté cada pieza de la caja que contenía los E.P.s. Allí había hasta discos sorpresa de la marca Fundador. Un señor me pidió paso para llegar a negociar con el amo del puesto. Traía cosas para vender pero no eran discos. Se trataba de una postal supuestamente caligrafiada por el rey Alfonso XIII antes de salir por patas cuando se proclamó la República; una foto coloreada a mano que mostraba una vista de las Ramblas hacia finales del siglo XIX y una estatuilla de bronce, bañada en oro de Curro, la mascota de la Expo 92. El señor propuso al tendero hacerle una oferta. El de los discos se negó en rotundo. Son trastos, no los quiero ni regalados, tengo yo mejores cosas para tirar. El señor se hizo el ofendido. Esto ya no se encuentra. Son cosas de arte ¿No quieres saber lo que pido? Defendió las virtudes de la mercancía que ofrecía, mirando hacia los lados, buscando la complicidad de otras personas, mostrando los productos en diferentes posiciones. No en balde, había entrado diciendo: te traigo calidad para que luego digas. ¿No me dejas ni decirte el precio? El vendedor de vinilos, que tenía la mirada estrábica, negó más de tres veces moviendo la cabeza mientras dirigía la vista al suelo. El señor me volvió a pedir paso para marcharse fingidamente incrédulo y muy altivo.
Yo seguí curioseando entre los L.P.s clasificados por estilos musicales. Obviamente, primero los de jazz, después los de rock y blues, por último los de copla sin descuidar los de rumba y flamenco. Cuando me encontraba fisgoneando el material que había en la caja de salsa, merengue y bachata, apareció otro cliente. Por la manera de saludarse se veía a la legua que era amigo del tendero. Tampoco quería vender nada. Pero, buscaba un disco de Fela Kuti. El disquero aseguró no tener nada. Eso me hizo confiar en él porque denotaba un conocimiento minucioso de las grabaciones que poseía. Seguí viendo portadas: la Orquesta Platería, Celia Cruz, Machín… ¿Al final pinchaste en San Juan? No, no me dejaron. Pues, yo quería tocar porque he conseguido un baterista croata muy bueno, pero el cabrón del guitarrista se emborrachó con tequila y nos dejó colgados, pero… ¿por qué no te dejaron pinchar? No sé, los niñatos que salieron al principio se alargaron mucho y después la guardia urbana nos cortó la luz. Qué asco de ordenanzas municipales hay en esta ciudad. Ya, no veas… Oscar D’León, Lebron Bros, la India.
El músico se bajó las gafas de sol de la frente, chocó su mano con la del otro y se largó. Me habría llevado todos los vinilos del puestecillo o por lo menos, los que tenían las portadas más llamativas porque hace tiempo que no tengo tocadiscos. Algún single de Peret para reducir la austeridad decorativa de mi habitación. Pero vencí la pulsión consumista y deseché la idea. Antes de irme, le pregunté al bizco de los discos dónde iba a ser el nuevo emplazamiento del mercado, debido al traslado por obras en el centenario edificio de abastos. Todavía no lo sé ni yo, no te preocupes que cuando se sepa, nos enteraremos, porque lo anunciarán más que la muerte de Michael Jackson.
Yo seguí curioseando entre los L.P.s clasificados por estilos musicales. Obviamente, primero los de jazz, después los de rock y blues, por último los de copla sin descuidar los de rumba y flamenco. Cuando me encontraba fisgoneando el material que había en la caja de salsa, merengue y bachata, apareció otro cliente. Por la manera de saludarse se veía a la legua que era amigo del tendero. Tampoco quería vender nada. Pero, buscaba un disco de Fela Kuti. El disquero aseguró no tener nada. Eso me hizo confiar en él porque denotaba un conocimiento minucioso de las grabaciones que poseía. Seguí viendo portadas: la Orquesta Platería, Celia Cruz, Machín… ¿Al final pinchaste en San Juan? No, no me dejaron. Pues, yo quería tocar porque he conseguido un baterista croata muy bueno, pero el cabrón del guitarrista se emborrachó con tequila y nos dejó colgados, pero… ¿por qué no te dejaron pinchar? No sé, los niñatos que salieron al principio se alargaron mucho y después la guardia urbana nos cortó la luz. Qué asco de ordenanzas municipales hay en esta ciudad. Ya, no veas… Oscar D’León, Lebron Bros, la India.
El músico se bajó las gafas de sol de la frente, chocó su mano con la del otro y se largó. Me habría llevado todos los vinilos del puestecillo o por lo menos, los que tenían las portadas más llamativas porque hace tiempo que no tengo tocadiscos. Algún single de Peret para reducir la austeridad decorativa de mi habitación. Pero vencí la pulsión consumista y deseché la idea. Antes de irme, le pregunté al bizco de los discos dónde iba a ser el nuevo emplazamiento del mercado, debido al traslado por obras en el centenario edificio de abastos. Todavía no lo sé ni yo, no te preocupes que cuando se sepa, nos enteraremos, porque lo anunciarán más que la muerte de Michael Jackson.
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