sábado, 25 de julio de 2009

Del pop y otras pandemias

El verano y el aburrimiento son epidemias, que combinadas pueden tener consecuencias catastróficas. Ocurre a veces, por ejemplo, que cuando una ha devorado toda la literatura que ha caído en sus manos, los periódicos del día, los chistes de Forges, los posts del Careto; revisado las fotos antiguas, y contemplado el fluir de gente en las calles mientras toma una clara en una terraza, no tiene más remedio que caer en las redes del aburrimiento y de ahí al esperpento sólo hay un paso que rima en consonante, así que decide dedicarse a algo completamente absurdo, como analizar las letras de las canciones pop que algunos grupos perpetran y cantan sin vergüenza por ahí, como si no tuvieran una madre a la que todos conocen en algún pueblo.

Y lo cierto es que el mundo está lleno de esos tipos y tipas más o menos entrenados para no soltar gallos, con sus cancioncillas blandiiitas, blandiiitas, que explican toda suerte de desventuras amorosas en una eterna letanía del tipo: “tu me querías, yo te quería. Se jodió todo. Qué putadón”. Pero no lo dicen así de sencillo, no: ellos le dan mil vueltas al asunto y acaban berreando sandeces que terminan siendo número uno en las listas del “sí, sí, sí, tú y yo lo sabíamos” (por cierto, que en paz descanse el que acuñó la frase).

Así que el otro día me dio por analizar -¿alguien conoce a un buen psiquiatra?- una canción de la remodelada Oreja de Van Gogh, con su nueva cantante al frente, una chica que al menos no parece escapada del pueblo de la abuela de la fabada.

La canción de marras se titula 11 de marzo jueves y explica la historia de una muchachita tímida que cada día ve a su amor platónico en el tren y que no se atreve nunca a decirle nada. Un día, -11 de marzo y jueves-, finalmente ocurre el milagro: los dos tórtolos se aproximan y se besan y el verso final de la canción es “y yo te regalo el último soplo de mi corazón”. Y cuando oyes eso, tu mente grita “No-o-o-o-o-o…”. Pero sí: la letra te remite a un rollete cursilón de adolescentes retraídos, que cuando deciden lanzarse abiertamente a los brazos del amor, resulta que viajan en el tren del atentado de Atocha del 11 de marzo de 2004 y que, al menos la chica, muere después del beso.

Señores de la Oreja de Van Gogh, si se empeñan en seguir torturándonos, háganlo a la manera tradicional. Vuelvan a sus descripciones de amores de juguete, a sus bobaditas de colegiales, con su lluvia a media tarde y sus besitos de pega, y déjense, sobre todo, de banalizar algo tan bestia como un atentado. Hay cosas que les quedan grandes, el amor es una, pero con muerte de por medio ya es de un mal gusto excesivo hasta para ustedes. Y a estas alturas tienen ustedes rodaje en el tema como para haberse dado cuenta solitos.

Ebi Tempura

2 comentarios:

Peskuezo de Eskuerzo dijo...

Gracias por no haber colgado la canción. Me han entrado unas ganas terribles de escucharla pero al no tenerla a mano he desistido. Nos ha ahorrado vd. un disgusto. Saludos!

Anónimo dijo...

Les ha librado mi inexperiencia en estas lides... Desconozco cómo colgar una canción, pero en cualquier caso, no les quiero a ustedes tan mal como para hacer algo tan sucio. ;) Ebi Tempura.