Canto tinto

Una voz medio ronca atraviesa el frío
sigue tranquilizando mis desvaríos
porque va combinando distintas telas
cada vez que los vientos parten sus velas.
Acoraza caricias con todas sus fuerzas
y la mano en el pecho al cruzar las puertas,
a la noche y al día les pilla el ritmo
y se moja los sueños con vino tinto.

Y si cantos más firmes vienen sonando
contra el muro caliente de hormigón,
éste deja señales de su contacto
sutiles como el perfume de cualquier flor.