y pasean arrogantes alacranes,
antes hubo vehemencia en los afanes
que pulsaban el cordaje de las liras.
Tan golosas como hambrientas las termitas
devoraron viejas vigas de madera,
derribaron las paredes medianeras
y se hundieron una a una las casitas.
Y dejaron las saetas los tejados.
Y cayeron sordamente dobles techos.
Y robaron todo el cobre y el forjado.
Los ubérrimos jardines, tan maltrechos,
se lamentan de haber sido abandonados
al ocaso de los días sin provecho.
Me sumo.
ResponderEliminarGrande Fray
¡Vivan las matemáticas!
ResponderEliminar¡Ud. sí que es grande!
Boooooooooooooooooooooooooo!!!!!!
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