miércoles, 2 de enero de 2013

El derechazo

                                                        No one knows what to say in the loser’s locker room.
                                                                                                          Muhammad Ali

Mi abuelo ya me advirtió de la dificultad de boxearle a los zurdos. Te rompen los esquemas. Te cambian el sistema. Cualquier estrategia preconcebida para combates con diestros deja de tener sentido para un púgil izquierdo. Por eso, es importante dejarle la iniciativa, para que se confíe, y ejercitar el brazo que menos se espera un contrincante de esas características. Estuve meses entrenando mi zurda.

Mi entrenador me hizo repasar vídeos de grandes boxeadores siniestros de todos los pesos. Me hizo adquirir habilidad desde el hombro hasta la punta de los dedos. Me hizo escribir al dictado crónicas deportivas de encarnizados combates con la izquierda. Quiso convertirme en ambidiestro. Para pelearle a un zurdo hay que coger la cuchara a su manera, entrenar frente al espejo, trabajar los reflejos, adoptar sus costumbres.

Planteé el combate de manera cerebral. Lo estuve estudiando desde que se subió al cuadrilátero. Me hice pasar por zurdo desde la primera campana. Intenté imponer mi ritmo. Lo dejé salir a mi encuentro. Esquivé sus ataques. Él no pudo hacer lo mismo con mis golpes bajos. Le machaqué sin compasión las partes blandas. Miné su resistencia. Al comenzar el tercer asalto le cambié el pie. Y aquel cross me salió del alma. Mi puño derecho salió rápido desde debajo de mi cara, cruzó demoledor entre sus brazos en un instante de descuido. Hice una certera diana en su cara. Fue un fulminante nocaut.

A través del guante noté el crujido de su escaso cartílago nasal al partirse en pedazos contra mis nudillos. No se podrá dudar de mi sensibilidad. Pude observar los ojos de mi adversario confluir en el centro de mi puño al hundirse en su rostro. La carne de sus mejillas acarició el vinilo azul de mi guante. Pude imaginar unos pajarillos y unas estrellitas revoloteando alrededor de su cabeza sudada, mientras contemplaba cómo caía y rebotaba sobre la lona. Su protector bucal fue a parar fuera del ring. Levanté los brazos. No sólo había ganado el título mundial de los pesos pesados. Quién no iba a apostar su dinero a mi favor.

3 comentarios:

  1. me ha recordado a Torito. ¿dónde te has inspirado rufián?

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  2. Me inspiró la lucha de clases y una foto del diario... ¡Salud!

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  3. peskue6/1/13

    Ésta foto: http://yucatan.com.mx/espectaculos/lamenta-cinepolis-fallas-en-transmision-de-pelea-marquez-pacquiao/attachment/tomalo

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